Análisis Donkey Kong Country

Carátula SNES

Nombre: Donkey Kong Country                   Plataforma: Super Nintendo, Wii y Wii U

Género: Plataformas                                       Distribuidora: Nintendo

El año 1994 fue un año prolífico para juegos de renombre, debido sobre todo a que aquel año marcaba posiblemente la cúspide para las consolas de 16 bits. Los dos rivales, Super Nintendo y Sega Megadrive, mantenían una disputa terrible por la hegemonía entre los jugadores de la época, pero mirando de reojo cómo sus "hermanas mayores", las consolas de 32 y 64 bits, empezaban a aparecer: Sega Saturn, Playstation y Nintendo 64 (dos años más tarde).

Esto produjo que los videojuegos de aquel año fueran de gran calidad. Si nombramos simplemente juegos como Sonic 3, Super Metroid, Mickey Mania, Super Street Fighter II Turbo, The Story of Thor o Final Fantasy VI, podemos hacernos una idea de la dura lucha que se producía: a cada título que una consola ofrecía, su rival respondía con otro mejor. Y uno de los juegos punteros para la consola de Nintendo fue Donkey Kong Country.

Un adelanto tecnológico para la época, Donkey Kong Country rescataba paradójicamente a uno de los primeros personajes de las consolas de Nintendo, y el primer enemigo de su estrella Mario: nada menos que Donkey Kong, aquel mono gigante que había secuestrado a su amada y le evitaba rescatarla a base de tonelazos. En este juego, es sin embargo su nieto, Donkey Kong, quien deberá enfrentarse a los nuevos enemigos, con la inestimable ayuda del pequeño Diddy Kong.

Pero, ¿qué suceso ha podido turbar la tranquila paz de la Isla de Donkey Kong?

 

HISTORIA

 

Donkey Kong, un gorila joven y despreocupado amante del ritmo, vive en una isla perdida en mitad del océano, junto a su inseparable amigo Diddy Kong, a su abuelo Cranky Kong (que no deja de darle la tabarra contándole batallitas de sus años mozos) y otros gorilas como la bella Candy Kong o el surfista Funky Kong. Paseando por la jungla de liana en liana y, sobre todo, atiborrándose de deliciosas bananas, la vida de Donkey Kong transcurria con apacible calma.

Sin embargo, un día que sale de su casa y baja hasta el sótano donde tiene sus provisiones, observa aterrado como el enorme sótano está completamente vacío. Rápidamente sale fuera y descubre dos cosas: una de ellas es que el ladrón ha ido dejando por el camino un rastro de plátanos inconfundible. La segunda, un pequeño tonel que no deja de agitarse. Cuando Donkey Kong lo lanza y consigue romperlo, ve aparecer a su pequeño amigo Diddy Kong, que había sido atrapado por los mismos que habían robado sus plátanos. Al parecer, los culpables son el malvado King K. Rool y sus seguidores los Kremlings. Furiosos, Donkey Kong y Diddy Kong se adentran en la jungla, dispuestos a darles su merecido a los tontos reptiles que se atrevieron a perturbar su descanso.

Cara a cara con tu enemigo. ¡Que no te intimiden y recupera tus bananas!

Como podemos ver, el relato que nos sumerge en la aventura no es un prodigio de imaginación: una de tantas historias de videojuegos de plataformas, que te permita visitar y atravesar los diferentes paisajes que componen la Isla de Donkey Kong. Selvas, zonas glaciares, frondosos bosques, caminos subacuáticos, una mina abandonada, ruinas antiguas o incluso zonas industriales dan una agradable variedad al viaje hasta el barco de King K. Rool. Y por supuesto, nuestros "agradables" enemigos, que harán lo posible por evitar nuestro triunfo.

 

GRÁFICOS

 

Donkey Kong Country supuso un enorme paso adelante en lo que a concepción gráfica se refería. El año 1994 era el año de las 2D: mundos planos con personajes planos que sin embargo llenaban nuestras vidas videojueguiles con bastante soltura. Pero la compañía Rare hizo una puesta arriesgada que dio frutos inesperados. Cuando las primeras imágenes salieron a la vista, los jugadores se frotaron los ojos sorprendidos: el 2D había desaparecido. En su lugar, gracias al proceso ACM (Advanced Computer Modelling), ¡los personajes y escenarios aparecían en 3D! El proceso permitía pre-renderizar las imágenes 2D, transformándolas en cuerpos y objetos "con volumen", para luego incluirlos en un entorno lineal. Era, en cierto modo, el precursor de las 3 dimensiones puras. Fue, por tanto, un auténtico bombazo que la propia compañía Rare volvió a utilizar en el juego Killer Instinct.

 

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Arrasando con todo. ¡Cuidado, que vengo con un rinoceronte!

A la maravilla gráfica que suponían los personajes en 3 dimensiones se le unen una gran variedad de enemigos, acompañados de una explosión de color que aprovecha al máximo uno de los puntos fuertes que siempre tuvo la SNES, su amplia paleta gráfica. Nuestros protagonistas, bien definidos y casi tan reales que parecen saltar de la pantalla a tu mano, tendrán que vérselas con enemigos como tiburones, armadillos, monstruos de roca o buitres, todos con un grafismo detallado y cuidado.

Además, para completar el excelente apartado gráfico, nos encontramos un cuidado aspecto ambiental, lleno de paisajes tan contrarios como ruinas ancestrales o modernas fábricas, ciudades en los árboles o minas abandonadas, animadas selvas o fríos glaciares. Incluyendo otros efectos como lluvias, nieblas o luces intermitentes, todo esto convertía el juego en una pequeña joya visual. Por supuesto, en algunos momentos la definición no era perfecta, pero para aquel año 1994, este apartado habría superado cualquier listón colocado anteriormente.

Curiosamente, esto fue uno de los aspectos que el famoso Shigeru Miyamoto llegó a criticar: afirmaba que a un aficionado a los videojuegos le bastaba "un videojuego de jugabilidad mediocre mientras el arte fuera bueno". Pero de esto hablaremos en el siguiente apartado.

 

JUGABILIDAD

 

Este apartado siempre es controvertido en los juegos de plataformas. ¿El personaje se descontrola al saltar? ¿La dificultad es apropiada? ¿Bastan tres saltos para pasarse una pantalla? ¿El juego es para jugar uno y mirar varios?

Donkey Kong Country es eminentemente un juego de plataformas, con seis mundos distintos que poseen cinco fases más un jefe al final de cada mundo, además del jefe finalísimo. Un clásico, vamos. La característica más destacable del juego es que, al incluir dos personajes (Donkey y Diddy) permite tres modos distintos de juego: Individual, dobles competitivo y dobles de apoyo. En el primero, como es evidente, jugará una sola persona que controlará, dependiendo de su elección durante el juego, a uno u otro mono. En el segundo, dos jugadores se enfrentarán en intentar superar las distintas fases del juego antes que su rival. En el tercero, finalmente, dos personas jugarán controlando cada uno a uno de los monos, pero participando sólo cuando el otro jugador se lo "permite" pasándole el turno. Esto, realmente, no supone un "reto" a no ser que los dos jugadores sean expertos en el juego, porque si uno de ellos es un novato, verá como en el segundo modo el experto le va dejando atrás sin remedio, y en el tercero el jugador experto será reticente a la hora de pasar el testigo al pobre novato que verá cómo la pantalla avanza, y deseando recibir la palmada que le pemita entrar en juego.

El manejo de los personajes es sencillo, y si bien las diferencias entre uno y otro son mínimas a la hora de los movimientos básicos (Donkey Kong es más fuerte y puede eliminar a enemigos pesados, mientras que Diddy es un poco más ágil) esas pequeñas diferencias son cruciales en determinados momentos del juego, que necesitan de un salto un poco más largo o de caer sobre terreno seguro en un pequeño lugar estrecho. Aparte del salto, podremos correr o realizar movimientos en tierra que permiten eliminar a pequeños enemigos.

Uno de los aspectos más extraños del juego es la curva del dificultad. Evidentemente, a medida que avanzan las fases, el nivel medio de dificultad también asciende. Sin embargo, las fases más complicadas no son necesariamente las últimas. Podemos encontrar, a la mitad del viaje, con puntos en donde la dificultad se dispara y el jugador poco experto puede atascarse una y otra vez. Esto, a la vez que puede hacer del juego un reto, supone un pequeño punto en contra para los nuevos jugadores, que se ven felices de avanzar algunas fases sin demasiados problemas y de repente atascarse en la siguiente por un salto o un enemigo.

Sin embargo, el juego nos proporciona un reto bastante atrayente. A lo largo del viaje podemos encontrar habitaciones secretas donde conseguiremos suculentos bonus o nos enfrentaremos a mini-juegos. El juego registra el número de pantallas secretas encontradas, de modo que, gracias al salvado de partida que nos permite Candy Kong, podemos observar cómo vamos desentrañando los mayores secretos de la isla.

En definitiva, podemos ver cómo el manejo de los personajes, con práctica, nos permite poco a poco superar la dificultad de determinados puntos del juego, además del aliciente de encontrar las pantallas secretas, algunas realmente escondidas. Sin embargo, el juego puede resultar demasiado corto para aquellos que no desean complicarse la vida (un jugador experto puede completar el juego en 3 horas sin demasiada dificultad) o demasiado largo si el jugador no se hace a los saltos largos que en muchos casos son la única solución para pasar la fase.

 

SONIDO

 

En los juegos de plataformas, en demasiadas ocasiones, el sonido cumple una simple función de acompañamiento, con una musiquilla que no destaque demasiado para que no nos moleste cuando empiece de nuevo a repetirse. Donkey Kong Country, sin embargo, no es así. La música, aunque no sea el punto más fuerte del juego, cumple el cometido con creces. Adaptándose con gran soltura a las distintas fases (misteriosas para las minas, marchosas para la jungla...) nos introducen en un ambiente que mezcla percusión y ritmo con sonido animal. Hay tantos estilos musicales como fases distintas, y el objetivo de acompañarte en el viaje de manera amena se logra con nota.

En cuanto a los sonidos ambiente, los enemigos y tus personajes tienen sus propios gritos y sonidos que completan la ambientación en un mundo completamente animal. En definitiva, un aspecto cuidado con detalle y mucho esmero, lo cual es de agradecer.

 

CONCLUSIÓN

 

Donkey Kong Country de Super Nintendo (adaptado después a GBC y GBA) supuso un pelotazo en la consola de 16 bits de Nintendo. Un apartado gráfico sobresaliente, una música pegadiza y marchosa, y los retos de las fases secretas fueron suficientes para encumbrar al juego como uno de los imperdibles de la SNES. La curva de dificultad y el difícil apaño con algunos saltos ponían el punto oscuro al juego, que sin embargo superaba con nota el corte y añadía un nuevo éxito a la larga lista de videojuegos inolvidables de 1994.

 

NOTA: 9/10

anyelus
Imagen de anyelus
Enhorabuena a Unmeikuro por

Enhorabuena a Unmeikuro por el análisis, es un gran juego de plataformas. De lo mejorcito de las consolas retro. Y ya que me pongo os confirmo que podréis leer en ATISAL los análisis de la saga Donkey Kong Country.