Análisis Fallout 76

Título: Fallout 76                      Plataformas: PlayStation 4, Xbox One, PC

Género: RPG Multijugador         Desarrolladora: Bethesda

Tras tres años de espera desde la última entrega de las aventuras radiactivas en el Yermo, Fallout 4, Bethesda aterriza con un spin-off, Fallout 76, cargado de novedades y dispuesto a buscar un hueco y asentarse en el cada vez más cambiante (y multijugador) sector de los videojuegos. La apuesta era arriesgada pero teniendo detrás a un gigante del entretenimiento digital como Bethesda con juegos que son verdaderos dioses del Olimpo, a priori, no debería ser un reto utópico. Primer error de base. Fallout76 nos propina un guantazo de realidad y nos recuerda que al igual que la vida no es toda de color de rosa, tus paseos por la región de Appalachia, en el estado de Virginia Occidental, tampoco lo serán. Comienza una aventura repleta de piedras en el camino en el que terminarás tropezándote y magullándote aunque intentes evitarlo. Solo en contadas ocasiones otros compañeros salidos del Refugio 76 harán de colchón para erradicar tu frustración con esta novedosa experiencia de supervivencia y multijugador que no termina de convencer no solo por sus innumerables bugs si no también porque, haciendo uso del refranero popular, “quien mucho abarca poco aprieta”.

 

HISTORIA

 

Con Fallout 76 nos teletransportarmos al año 2102. Tan solo han pasado dos décadas desde que tuviese lugar la cruenta Gran Guerra y el devastador lanzamiento de las bombas atómicas que provocaron la transformación de la Tierra en el querido y adorado Yermo. De esta forma, el título nos permite descubrir una nueva zona del universo Fallout como es la región de Appalachia y nos mete en la piel de uno de los pocos habitantes del Refugio 76 (de ahí hereda su nombre el título).

Como ya sucediese en la anterior entrega (Fallout 4) de la que parece en muchos momentos un verdadero clon (ya profundizaremos en ello más adelante), los supervivientes nos vemos abocados a salir al exterior y reconquistar la Tierra.En esta ocasión, el hilo argumental nos conmina a perseguir a la supervisora de nuestro refugio y al resto de sus integrantes, que han salido antes que nosotros y ya están ahí fuera. Pero nada más pisar tierra firme y exhalar el primer chorro de aire fresco nos damos cuenta de que estamos rodeados de necrófagos, mutantes y que no hay rastro alguno de humanidad. ¿Te suena? Sí, es la idiosincrasia de la saga Fallout con una nueva vuelta de tuerca. A priori, sus seguidores más fieles tienen tras un par de años de espera un nuevo espacio del universo Fallout para perderse y dejarse llevar. El problema o la virtud, según se mire, está en que esta vez no lo haremos solos porque compartiremos espacio con hasta 23 jugadores más a los que podremos ver en todo momento en el vasto mapa de Appalachia que supera en tamaño en cuatro veces al visto en Fallout 4.

Unos ingredientes que aseguran horas y horas de farmeo, de experiencias únicas al más estilo Fallout 76 pero que se ven condimentadas por la sensación de no estar solo pese a ser un juego de supervivencia en el que se nos obliga a estar más pendiente de lo que en muchos casos desearíamos de nuestros medidores de salud e hidratación. A lo que hay que sumar, como en todo Fallout que se precie, el hándicap de vivir en un mundo apocalíptico en el que la radiación, las enfermedades y las mutaciones están a la orden del día. Todo un cóctel mortífero que se traduce en que destinaremos también gran parte de nuestro tiempo a estar hirviendo agua, cocinando y buscando medicamentos para poder sobrevivir.

La supervivencia en un mundo en el que no hay NPCs y en el que solo nos encontraremos con robots controlados por la IA marca también la narrativa de este juego que da esquinazo a los diálogos, a interactuar con personajes que en anteriores entregas tenían historias únicas que contarnos. Todo se resume en ir de terminal en terminal escuchando y leyendo grabaciones que nos guiarán a través de la historia principal y que nos abrirán el abanico de misiones, cientos de ellas, tanto de la trama como secundarias. Un claro paso atrás en la saga que puede provocar apatía e incluso frustración para los amantes de Fallout porque si hay un denominador común para esta franquicia es que siempre ha habido grandes historias, grandes personajes y geniales tramas secundarias que en Fallout 76 se han volatilizado. Aquí te sentirás más como un recadero de aquí para allá realizando multitud de tareas de rastreo, eliminación, recolección y en muchas ocasiones sentirás que esta historia no va contigo, que lo que estás haciendo no tiene sentido alguno.

 

GRÁFICOS

 

Es quizás el apartado más flagrante de esta nueva iteración de Fallout. Nada más iniciar el juego nos damos cuenta de que apenas nada ha cambiado desde Fallout 4. Tres años de desarrollo no han permitido distanciarse, con todo lo que ello supone en un sector que avanza a pasos agigantados en este apartado, de lo ya visto en Fallout 4. De hecho, casi todos los modelados de edificios tanto exteriores como interiores, armas o vehículos son exactamente los mismos que vimos en Fallout 4. Hay que escarbar mucho para encontrar emplazamientos nuevos que nos permitan sentir la sensación de estar ante algo nuevo en el Yermo. Y aún habiéndolos, la norma general es un copia/pega del anterior capítulo que evidencia una falta de mimo por parte de Bethesda para ofrecer al jugador algo novedoso y diferente.

Si a eso se le suma que Bethesda sigue empecinada en crear mundos apocalípticos con un motor gráfico como el Creation Engine, que ya cuenta con casi una década a su espalda, la sensación que nos transmite es que estamos ante un juego antiguo, vetusto, más cercano al 2010 que al 2018 que está ya dando sus últimos coletazos. Una sensación que se agrava si de manera paralela, como buenos jugones, estamos disfrutando de títulos como Battlefield 5, Red Dead Redemption 2 o Destiny 2, por citar tres ejemplos de títulos que en cierto modo comparten ciertos rasgos identitarios en el género y que apabullan, sonrojan y vilipendian a Fallout 76.

Durante mis largos paseos por Appalachia he tenido que lidiar con texturas de baja resolución, popping, elementos y enemigos que aparecen de repente a un metro de distancia y altibajos en el framerate totalmente inaceptables para el equipo de pruebas: i7 8700k, 16GB DDR4 y Nvidia RTX 2080Ti. Pese a jugarlo con los settings en Ultra y en una resolución 2K (2560x1440) el juego no brilla y aunque en algunos escenarios si llega a mostrar cierto potencial visual, da la sensación de estar muy desfasado. Al menos, con los últimos parches que ha recibido estas semanas se ha acabado con la limitación a 63fps a los que estaba capado y que penalizaba a todos aquellos poseedores de monitores de alto refresco como es mi caso a no poder disfrutar de altas frecuencias de refresco. Ahora el juego si está desbloqueado pero el baile de imágenes por segundo es una constante aunque en la pantalla lo que se nos ofrece no requiere de tanta potencia. 

Todo un cúmulo de despropósitos que suponen una pesada losa para un juego que pretende ser duradero en el tiempo y que, ya de primeras, nos transporta sin quererlo una década atrás en su apartado visual. Algo totalmente incomprensible para un título Triple A que tiene que lidiar, aunque sus creadores no lo vean así, con los grandes pesos pesados del sector que, además de innovar en sus facetas jugables, también lo hacen en el apartado técnico y visual.

Queda por delante mucho trabajo por parte de sus desarrolladores para conseguir optimizar un juego, que en su base, es complicado mejorar, pero que al menos merece un rendimiento más acorde a lo que ofrece sin reiterados crasheos e interrupciones gráficas que son más acordes a un producto en estado beta que a uno que lleva ya unas semanas en las tiendas y que pretende ser un referente jugable los próximos años.

 

JUGABILIDAD

 

Los más puristas dirán que Fallout 76 no necesita grandes alardes técnicos para engancharnos. Y puede que en cierto modo tengan razón. Quien viaja hasta el Yermo es para perderse en él y disfrutar de una experiencia única con miles de cosas por hacer y con grandes recompensas que obtener. Aquí siempre tendrás miles de objetos que recolectar, armas que mejorar y construcciones que levantar. Y hacerlo en compañía de amigos le confiere un importante plus de diversión que en cierto modo eclipsa sus grandes problemas técnicos y argumentales.

El gran problema de Fallout 76, más allá de lo anteriormente comentado, es que da la sensación de que su faceta multijugador está “metida con calzador” en el juego. La estructura de misiones es similar a la de anteriores entregas y no tiene en cuenta en ningún momento que podamos avanzar en ellas con otros jugadores. Tal es así que si nos encontramos con otro jugador que está limpiando una zona infectada su progreso no se complementa con el nuestro. Y lo que es aún peor, debido a la usencia de NPCs y el peso que ahora tienen los audios y la lectura de los terminales en el característico fondo negro con letras verdes, nos vemos abocados a pausar durante largos espacios de tiempo la cooperación si queremos enterarnos de qué pasa mientras nuestros amigos deciden seguir matando necrófagos en otro lugar. Al final terminaremos obviando en muchos casos la historia que se nos cuenta al estar más pendientes de repartir estopa en el Yermo junto a nuestros compañeros.

Y ese es otro de los grandes defectos del juego: el sistema de puntería. En un juego en el que la supervivencia pasa por la acción pura y dura, el combate debe ser todo un referente, un puntal sobre el que construir la esencia jugable. Y nuevamente Fallout 76 hereda todos los defectos de sus hermanos pero con el agravante de que han pasado ya tres años desde que Fallout 4 fuese también criticado en este aspecto. Apuntar y disparar muchas veces se hace tedioso y en más de una ocasión nos veremos abocados al combate cuerpo a cuerpo porque será más sencillo acabar con nuestros enemigos.

Además, Fallout 76 pierde una de las referencias por antonomasia de la saga: el VATS. El sistema de apuntado que paralizaba el tiempo para poder discernir los puntos débiles del enemigo y apuntar en los mismos para provocar el máximo daño posible ya ha pasado a la historia. La inclusión de la vertiente multijugador impide el uso de este sistema tan carismático de los Fallout y deja paso, a grandes rasgos, a un sistema de auto apuntado para facilitarnos el disparo y a su vez localizarnos la ubicación del enemigo en caso de no tener claro dónde se encuentra.

Y en este punto, muchos se preguntarán qué pasa entonces con el resto de los jugadores que pulularán a sus anchas a la misma vez que nosotros por el Yermo. Sí, hay PVP. Podremos enfrentarnos a ellos. Pero para eso tendremos que agredir o dispararles y que el jugador desconocido responda a nuestra ofensa. Si no lo hace, no habrá PVP. Una mecánica que en cierto modo respeta la filosofía de un solo jugador que ha caracterizado siempre a la saga Fallout pero que a su vez nos deja una sensación de vacío ya que no existirán grandes enfrentamientos porque, en mi caso, en todas las ocasiones en las que he coincidido con algún otro jugador he recibido como mucho un escueto saludo. Nunca han participado conmigo en algunos de los eventos que puedes encontrar en el Yermo o en alguna misión. Ese hermanamiento queda prácticamente para los amigos con los que compartamos aventuras. Lo bueno de este sistema es que siempre te quedará la duda cuando te encuentres con algún personaje real si pretende matarte y robarte o si por el contrario hará como si no te hubiese visto mientras huye de una horda de necrófagos hambrientos.

Pese a todo, el juego ofrece una gran variedad de localizaciones, que dejando de lado su apartado visual, ofrecen una rica orografía con bosques, cenagales radioactivos, ciudades en ruinas… Razones de peso para no dejar de explorar y descubrir localizaciones y secretos ocultos en un mapa gigantesco que está abierto sin limite alguno para todos los jugadores desde el primer momento. Además, en el citado mapa podremos conocer en tiempo real dónde se ubican el resto de jugadores por si tenemos ganas de gresca con ellos o si, por lo contrario, no queremos tener ningún encuentro que pueda hacernos perder la gran cantidad de botín que hemos rapiñado en nuestras aventuras y desventuras por el Yermo.

De todas formas, la recompensa por vencer en un enfrentamiento contra otros jugadores no es muy alta y la penalización a su vez por morir a manos de otro jugador es muy similar por lo que, en las más de 40 horas que he podido pasear por el Yermo apenas he tenido ocasión de participar en un par de duelos, principalmente con jugadores de poco nivel que tienen ganas de experimentar su vertiente PVP antes de aferrarse a descubrir todos los secretos de Appalachia.

De hecho, más de una vez nos veremos envueltos en los eventos aleatorios, toda una novedad por su vertiente online, luchando codo con codo con otros personajes. En el momento que éstos acaben, se acabó la fiesta y vuelve la soledad, algo que los más puristas de la saga agradecerán.

En cualquier caso, Fallout 76 con todos sus contras, ofrece una experiencia muy similar a sus hermanos por lo que la exploración, la supervivencia y la incertidumbre de qué nos encontraremos en aquella torre de grandes dimensiones rodeada de árboles sinuosos es una constante. Eso sí, ten en cuenta que siempre tendrás que tener conexión a internet para poder disfrutar del juego por lo que si estás pensando una escapada a la casa de la montaña para disfrutar de un fin de semana de Yermo incomunicado del mundo no podrás a no ser que tu tarifa de datos y una buena cobertura de tu smartphone te lo permitan.

 

SONIDO

 

El juego, como ya es habitual en la saga, viene con todos los audios y voces en inglés pero perfectamente traducido al castellano en sus textos y menús. Algo necesario si tenemos en cuenta que tendremos muchos textos que leer.

También es muy destacable la banda sonora, que como viene siendo ya habitual en las últimas entregas, roza la perfección ofreciendo a los jugadores los temas clásicos de Fallout con sus tintes épicos y que seguro que rememoras si estás leyendo estas líneas. Además, podremos disfrutar de diversas emisoras de radio con música clásica y como no, canciones de los años 60, perfectas para los momentos de acción o para mimetizarnos con los post-apocalípticos escenarios que recorreremos.

 

CONCLUSIÓN

 

Fallout 76 es un juego divertido, sin duda. Tiene grandes defectos a nivel visual, de mecánicas y sobre todo por la sensación de que su faceta multijugador ni está bien explotada ni tiene sentido por la forma de divertirnos que tiene el juego. Pese a todo ello, los amantes de esta saga tienen entre manos una nueva oportunidad de descubrir un poco más del extenso y rico lore de Fallout y de paso compartir sus vivencias con amigos mientras derrotan a enemigos de gran nivel y consiguen equipamiento de gran utilidad y valor. Si sois seguidores de esta saga sabréis, sin duda, perdonar todos los bugs e inconvenientes que plantea un juego que tiene por delante muchos meses de mejoras y parches (hace escasos días se instalaba unos de cerca de 50Gb y ya se prepara otro para los próximos días que amenaza con tener el mismo peso o aún más) y ensalzaréis los grandes momentos de diversión que ofrece entre el centenar de misiones con las que tocará lidiar. Si por el contrario buscáis una evolución de Fallout 4 tanto en sus mecánicas de juego como en su apartado visual, tened claro que aquí podréis sentir que estáis disfrutando de una expansión con un simple añadido: poder disfrutarlo con los amigos. 

Lo mejor

  • Ofrecerá a los amantes de la saga mucha diversión y un gran número de horas hasta acabar con la historia principal y las misiones secundarias.
  • Su banda sonora es épica.
  • Multitud de localizaciones, que con sus limitaciones técnicas, ofrecen una gran variedad de escenarios.

Lo peor

  • Gráficamente está desfasado y peca de falta de optimización. El juego no te entrará por los ojos.
  • El Gunplay es tosco y el VATS desaparece.  
  • La ausencia de NPCs nos obliga a leer y escuchar horas y horas de textos y audios.
  • Los enemigos carecen de inteligencia artificial.
  • La supervivencia muchas veces lastra la jugabilidad obligándonos a estar todo el rato buscando medicamentos y alimentos.
  • La sensación de estar en un juego inacabado y ser nosotros los propios betatesters. Hay mucho por pulir.
  • El diseño de las misiones nos hace sentir en muchos casos un simple recadero.
  • Si has jugado a Fallout 4, tendrás la sensación de que es el mismo juego porque todo, o casi todo, está reciclado de éste.

NOTA: 5