Análisis Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido

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Nombre: Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido          Plataforma: PlayStation 4

Género: J-RPG                                                                   Distribuidora: Koch Media

Tras varios experimentos y jugueteos con distintos géneros en las dos entregas de Heroes y en Builders, nos llega la última entrega de la saga Dragon Quest propiamente dicha. La saga principal, por así decirlo, siempre se ha caracterizado por ser muy puriosta y fiel a los elementos clásicos del género del RPG japonés. Éste nuevo capítulo vuelve a los origenes y valores de la saga, para ofrecernos la que seguramente sea la mejor entrega de todas.

   Acompañemos al Luminario en su periplo por Erdrea, en su búsqueda de su destino. Ésto es Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido.

 

HISTORIA

Hace mucho tiempo, Erdrea se enfrentaba al caos y a la destrucción a manos del Señor Oscuro. En esa época de necesidad, surgió el Luminario, el elegido por Ygdrassil, el Árbol de la Vida, para luchar en su nombre. Y, tras muchas luchas, tribulaciones y sacrificios, el Luminario y sus aliados lograron derrotar al Oscuro y salvar Erdrea.

   Muchos años han pasado de estos hechos, y la historia del Luminario se ha olvidado casi por completo del mundo. Sin embargo, en la capital del reino de Dundrasil nace un príncipe que porta en la mano la marca que le señala como la reencarnación del Luminario. No obstante, al poco de que nazca este niño elegido, una horda de monstruos ataca el reino de forma repentina, reduciéndolo a cenizas. El bebé logra salvarse gracias al sacrificio de su madre, y se cría en un pequeño pueblo, ajeno a su herencia y su destino.

   Años después, y tras su ritual de paso a la adultez, su madre adoptiva le explica lo poco que sabe de su origen, y le manda al cercano reino de Heliocor, donde el rey puede darle más información sobre su destino como el Luminario. Sin embargo, al poco de llegar al reino, el rey le marca como el Engendro Oscuro, ya que su llegada también marca la venida del Señor Tenebroso, y trata de acabar con él.

   A partir de aquí el Luminario debe huir del ejercito heliocorino, mientras trata de descubrir por qué se le tacha de Engendro Oscuro y de desvelar su destino como reencarnación del Luminario.

   Si la observamos fríamente, la historia del juego parte de una de las ideas más básicas y utilizadas en la narrativa: la lucha del Bien contra el Mal, a través de sus elegidos, en este caso del Luminario y del Señor Oscuro. Sin embargo, a pesar de que esto podría hacer pensar que es una historia simple o previsible, nada más lejos de la realidad. El ritmo y el tono de la narración es realmente soberbio. Las numerosas escenas, tanto generadas con el motor del juego como con CGI, son de una calidad impresionante, y nos descubriremos retrasando el momento de dejar de jugar por la curiosidad de ver qué pasará ahora.

   Además, todas las historias secundarias, tanto las que encontraremos en cada localización como las de cada no de nuestros compañeros, también resultan interesantes y nos mantendrán queriendo ver cómo se resuelven. También ayuda el hecho de que todas estas pequeñas historias dentro de la principal, se nos ofrecen casi en forma de capítulos, que nos dejarán con ganas de ver el siguiente durante prácticamente todo el tiempo que juguemos.

 

GRÁFICOS

Visualmente Dragon Quest XI es muy agradable al ojo. De nuevo, se usa el cell shading para apoyar y realzar los diseños del maestro Akira Toriyama, tan simpáticos, adorables y maravillosos como siempre. En este caso, los colores que se usan con un poco menos intensos, menos saturados de los usados normalmente en entregas anteriores. Ésto le da al juego un pequeño aire de madurez, de crecimiento de la saga, sin perder el espíritu adorable y cuqui que siempre le ha abanderado por igual.

   Los modelados de los personajes y los enemigos es realmente bueno. Tampoco con el trabajo de texturización podremos encontrar apenas ninguna pega. Además, las animaciones están realmente trabajadas y tienen una gran calidad, como podremos ver en las numerosísimas escenas cinemáticas en que se desarrolla la trama, por ejemplo.

   Los escenarios se componen de varias zonas que, sin llegar a ser excesivamente grandes realmente, tienen un tamaño más que suficiente como para que podamos explorarlas a placer. La variedad es muy amplia, desde grandes praderas, bosques oscuros, zonas pantanosas o tierras de cultivo, por ejemplo. Todas ellas tienen un diseño preciosista, detallado, y en algunos lugares las vistas nos pueden llegar a dejar sin habla.

   Con las ciudades pasa lo mismo. Tenemos una cantidad de ambientaciones realmente amplia, desde peqieñas aldeas y grandes ciudades de estilo medieval, ciudades turísticas costeras, pueblos basados en la cultura polinesia, japonesa o china, entre varias. Todas estas localizaciones están llenas de detalles, lo cual le da al mundo de Erdrea una belleza y una coherencia realmente asombrosos.

 

SONIDO

La banda sonora se compone de temas instrumentales, de corte muy épico y de una gran calidad. Muchos de los temas ya nos acompañaron en entregas anteriores, pero hay que señalar que en esta ocasión están orquestados de una manera exquisita y maravillosa por la Orquesta Sinfónica Metropolitana de Tokio. Quizá se echan de menos un par de temas más para ampliar la selección, pero realmente todos los temas tienen una calidad soberbia y son un gusto para el oído.

   En cuanto a las voces del juego, son un añadido a la llegada a occidente del juego, que no disponía de voz alguna a su llegada al país del Sol Naciente, hace un año. El doblaje está integramente en inglés, aunque su calidad es resañable. Los textos sí están totalmente localizados en castellano, y el trabajo de traducción es de los mejores que podemos encontrarnos. En cada pueblo o lugar, la gente hablará de una forma única y con un acento concreto, normalmente con resultados bastante simpáticos, que nos arrancarán alguna sonrisa que otra. Así, en un pueblo con estética veneciana la gente hablará incluyendo palabras en italiano, por ejemplo, mientras que en otro con estética cláramente japonesa incluso hablarán en haiku.

   También hay que señalar que el trabajo de traducción es tan bueno, que, si vamos escuchando lo que dicen los personajes, nos percataremos de que, en realidad, los textos que leemos son mucho mejores que los que escuchamos. Es uno de los pocos puntos que pueden llegar a descolocarnos un poco, aunque sólo indica lo magníficamente bien que los traductores han realizado su trabajo.

 

JUGABILIDAD

En cuanto a su jugabilidad, Dragon Quest XI es, al igual que el resto de entregas de la saga, un J-RPG total y completamente clásico, con un sistema de combates por turnos. En este caso, y al igual que en El periplo del Rey Maldito, los combates no son aleatorios (salvo cuando vamos por mar), sino que veremos los enemigos moviéndose por el escenario, por lo que tendremos a opción de evitarlos o de lanzarnos a por ellos.

   Se les han hecho unos pocos cambios, sin embargo. Ahora podremos cambiar cuales de nuestros compañeros participan en el combate durante el mismo. También se ha cambiado el clásico sistema de la tensión, en el que podíamos utilizar un turno (o varios) en ir cargando energía para potenciar nuestra próxima acción. En su lugar tenemos un nuevo sistema, la inspiración. Durante el combate, y de una forma bastante aleatoria, nuestro héroe o uno de sus compañeros pueden entrar en estado de inspiración. Dicho estado dura varios turnos y, durante el mismo, sus características estarán potenciadas. También podremos ejecutar ataques y habilidades especiales en este estado, tanto por parte de un personaje como colaborando entre varios que estén inspirados. Ésto nos pone ante la decisión de utilizar estas habilidades, tras los que la inspiración se pierde, o reservarlos y aprovechar la mejora de las carecterísticas de la inspiración cuanto tiempo sea posible. Además, este estado se mantendrá de un combate a otro.

   Tampoco gozaremos del ya clásico pote de alquimia. En su lugar tendremos la Forja Fantástica, que podremos utilizar en los lugares que encontremos para acampar. En esta forja podremos crear multitud de equipo, siempre que conozcamos la receta y tengamos los ingredientes. ADemás, el minijuego con el que los haremos es realmente entretenido, en el que tendremos que decidir dónde y cómo golpear para lograr un resultado de la máxima calidad. También podremos mejorar el equipo que creemos o compremos en esta forja.

   Se han introducido varios cambios menores en el título desde su salida en Japón. Apartede la inclusión de la voces en inglés (originalmente el juego no disponía de voces en absoluto), tendremos la opción de correr, lo que acelerará mucho nuestros numerosísimos desplazamientos. Podremos tambier robar, en algunos puntos concretos, las monturas de nuestros enemigos, lo que nos permitirá avanzar con más facilidad por el mapeado, así como acceder a ciertas zonas donde podremos encontrar algún cofre u objeto. También, durante los combates, además de la cámara clásica, dispondremos de una cámara libre, en la cual podremos tambier mover nuestro personaje por la zona de batalla. Desgraciadamente, el único efecto de ésto es estético y no tendrá ningún valor en absoluto para la pelea.

   Por último, se ha añadido la opción de jugar con varios hándicaps distintos, que podremos elegir al iniciar la partida. Estas misiones draconianas, como se llaman, van desde no poder huir de los combates o no poder comprar objetos o equipo en tiendas, al hecho de que el Luminario tenga un sentido del ridículo totalmente exacerbado, lo que podrá hacer que en ocasiones le cueste iniciar conversaciones con alguna persona o, incluso, que en medio de un combate pierda algún turno al recordar algún episodio vergonzante de su pasado. Las misiones draconianas hacen las veces de modo difícil, aunque podremos desactivarlas en cualquier iglesia si nos cansamos de ir avanzando con dicho lastre.

 

CONCLUSIÓN

 

Dragon Quest XI es, muy probablemente, la mejor entrega de la saga. Y es cierto que no intenta inventar la rueda, utiliza todos los elementos clásicos tanto del género como de la saga; una historia clásica del bien contra el mal, los combates por turnos de toda la vida, una banda sonora en la que la mayoría de las composiciones nos vienen de atrás, los diseños alegres y adorables en personajes y enemigos de Toriyama... Sin embargo, en este caso lo importante no es que use todos y cada uno de estos elementos clásicos, sino el hecho de que lo hace con una maestría nunca vista. Y además los mezcla todos de una forma realmente magistral, casi inmejorable, creando un producto sólido, sin fisuras, capaz de mantenernos interesados y entretenidos durante una cantidad ingente de horas.

   Se trata de un juego que, sin lugar a dudas, ningún aficionado a la saga o al género debe dejar escapar.

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NOTA: 9,5